Antes de ser famoso, antes de pintar a la Mona Lisa y La Última Cena, antes de inventar el helicóptero, y antes de que dibujara la imagen más famosa del hombre, antes de conseguir todo esto, Leonardo da Vinci fue un artífice, un armero, un experto fabricante de cosas que hacen BOOM.
Y como todo desempleado, un día tuvo que sentarse a redactar su Currículum Vítae, para poder conseguir un empleador. Es entonces que en 1482, a sus 30 años de edad, Leonardo redactó la siguiente página con una muy interesante lista de todas sus habilidades. Este CV lo envió a Ludovico il Moro, Duque de Milán.
Este es un screenshot del histórico documento:
Si bien esto ya es de mucha importancia, esperen a ver la traducción al español de lo que Leonardo puso:
A Ludovico Sforza, regente de Milán.
Ilustrísimo Señor mío, después de ver y considerar suficientemente las pruebas de todos aquellos que se llaman maestros y compositores de instrumentos bélicos, y toda vez que la invención y operación con dichos instrumentos no están fuera del uso corriente, me esforzaré , sin menoscabo de otras, en hacerme entender por su excelencia, le abriré mis secretos y me pongo a disposición de su excelencia para llevar a efecto y demostrar cuando lo estime oportuno aquellas cosas que en parte brevemente se anotan a continuación:
Que fantástica pieza de la historia. Y no contiene ningún guiño o huevo de pascua en su texto (como lo tienen sus pinturas), la carta fue escrita con el objetivo de persuadir.
Notaran que Leonardo no menciona ninguna de sus grandes obras y logros realizados. No dice nada al respecto de la pintura para el altar de la Capilla de San Bernardo. No menciona su larga lista de bombas que construyó. No cita a su anterior trabajo en el estudio del artista Andrea di Cione. No, Leonardo no dice nada de esto, porque esos son sus logros artísticos personales, y ninguno constituye una necesidad para el Duque. En lugar de mencionar todo esto, el se autovende a su próximo empleador mencionando exactamente lo que podría hacer para él.
Leonardo da Vinci se ofrece ante el Duque como un ingeniero de guerra y le informa que también sabe pintar.
Ahora imaginen al Duque leyendo todo esto, imaginando esos morteros portátiles y los puentes para vencer al enemigo. Queda claro que leyendo todo esto, el Duque se imaginaría victoria tras victoria en el campo de batalla. Y este es el fin del CV de da Vinci, no enumerar sus grandes logros y su historial, sino venderse a sí mismo como un comercial de cereales de maíz lleno de vitaminas y beneficios, mencionando lo que podría hacer para el Duque.
Es entonces que incluso con una antigüedad de 500 años atrás Leonardo da Vinci aún nos puede dar clases de como buscar trabajo.
Fuente: Cenedella.com/ Job Search / leonardo3.net/ aeromental.com
Traducción de DavidAustria
Autor: Daniel Semper
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