Está comprobado por diversos estudios que podemos perder hasta un 30 por ciento de nuestro tiempo laboral productivo en distractores o simples fugas de atención. Y si bien es cierto que 180 minutos diarios aparentemente no representan una cifra muy aparatosa en nuestra productividad, también está claro que esos mismos minutos podrían significar un gran crecimiento si los invirtiéramos en nuestro desarrollo profesional.

No obstante, el primer paso para tener días productivos es comenzar con mañanas productivas y para ello es necesario impulsar hábitos que nos permitan iniciar el día de manera efectiva y que se conviertan en el motor que impulse el resto de nuestra jornada.

#1. En movimiento

Inicia tu día imprimiéndole movimiento y marcando el ritmo que quieres imponer por el resto de las horas. Dedica 7 minutos a ejercitarte (ni más ni menos) y a activar tu cuerpo. Este periodo es el ideal porque te permite trabajar los principales músculos del cuerpo sin agotarte y es suficientemente largo para cargarte la batería que necesitas para un buen rendimiento.

#2. Con energía

Recuerda que la comida más importante de tu día es el desayuno porque es lo que te permite iniciar la jornada con energía y aportarle a tu organismo los nutrientes que necesita para un buen desempeño. No salgas de casa sin desayunar y cuando lo hagas recuerda que tu alimentación debe adecuarse al tipo de actividad que realizas.

#3. Las 3 recompensas

Elige tres metas que te gustaría conseguir para el final del día. Pueden ser pequeños logros pero cada uno de ellos debe motivarte para seguir adelante y regresar a casa con la satisfacción de haber alcanzado los objetivos que te propusiste.

#4. El segundo aire

Toma al menos 10 minutos de tu horario de comida o un break a la mitad de la jornada para revisar el cumplimiento de tus 3 recompensas. Analiza lo bueno y lo malo pero sobre todo, concéntrate en terminar tus pendientes y toma un momento especial para reflexionar sobre los distractores que te han desviado en el cumplimiento de tus tareas para aprender a controlarlos en lo sucesivo.

#5. Invierte tiempo

Si ya te fijaste metas sobre algún proyecto ahora necesitas fijar plazos y cumplirlos. Una manera efectiva es calcular el tiempo que te tomará realizarlo, dividirlo entre tus días productivos y asignarle un espacio específico en tu agenda al que debes sumar al menos otro 20 por ciento más de tiempo para garantizar que lo cumplirás en el plazo establecido. Organizar de esta manera tus tareas es una buena forma de obtener resultados tangibles pues además te mantiene actualizado y motivado sobre aquello que esperas cumplir.

Finalmente te compartimos 5 claves para despedirte del caos y dejar de hacer todo al último además de revelarte 5 síntomas que pueden indicarte que eres tu peor enemigo profesional. 

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