Existen tantos tipos de malos líderes como tipos de personas y originan distintas clases de dificultades. Pero el resultado es el mismo: las personas que trabajan con ellos sufren y la organización se resiente.
1.- Considerar si nosotros somos el problema.
Un líder hace mal determinar lo que nosotros podemos estar realizando de forma incorrecta.
2.- Analizar si tenemos evidencias específicas que apoyen nuestra opinión.
Actuaciones equivocadas, podemos ser específicos es posible que estemos equivocados en nuestra interpretación de las situación.
3.- Determinar el grado de influencia y credibilidad que tenemos para nuestro líder.
El líder éste puede estar dispuesto a escuchar si tenemos cosas complicadas o negativas que decir.
4.- Pensar en todos los posibles resultados.
Pensar en todas las respuestas que podemos recibir del líder y determinar que estamos dispuestos a hacer en cada caso.
5.- Tomar la decisión de actuar.
Aceptar la situación tal como es o actuar. Si escogemos no hacer nada debemos seguir adelante y no comentar nada negativo.
6.- Solicitar una entrevista con el líder en privado.
Nunca hay que criticar en público.
7.- Reunirnos, exponer nuestra queja y buscar una solución colaborativa.
Buscar una solución positiva, presentar nuestras evidencias de forma que sean positivas, no amenazantes y sin acusar a nadie.
8.- Decidir si la mejor opción es quedarse o es mejor marchar.
El líder puede decir que va a cambiar, pero si nos dice que no lo va a hacer no debemos seguir en la situación.
9.- Apoyar públicamente al líder si decidimos quedarnos.
Apoyar al líder y si necesitamos discutir un problema hacerlo a puerta cerrada. No hacer nada que comprometa nuestra integridad.
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Fuente: Isabel Carrasco
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